El Bosque de las Sombras 2

El Bosque de las Sombras

Parte 2: El Cementerio de las Almas Perdidas

El sendero se adentraba cada vez más en la oscuridad del bosque, y los jóvenes sentían cómo la presión del ambiente pesaba sobre sus hombros. El susurro del viento se transformaba en murmullos siniestros, y las sombras parecían moverse con una vida propia.

El siguiente obstáculo se presentó ante ellos en forma de un vasto cementerio, donde las lápidas se alzaban como monumentos a los muertos. Las tumbas parecían susurrar historias olvidadas y los espíritus inquietos se agitaban bajo la tierra, esperando el momento oportuno para manifestarse.

A cada paso que daban entre las tumbas, manos esqueléticas emergían de la tierra húmeda, extendiéndose hacia ellos con ansia insaciable. Los jóvenes avanzaban con precaución, sintiendo cómo el aliento de la muerte les acariciaba el rostro con sus dedos helados.

De repente, uno de los jóvenes tropezó y cayó al suelo, justo en el alcance de las manos que se extendían desde las profundidades del cementerio. Con un grito ahogado, fue arrastrado hacia abajo por la tierra que lo engullía vorazmente, desapareciendo en la oscuridad con un susurro final de desesperación.

Los que quedaban observaron con horror cómo su compañero desaparecía entre las sombras del cementerio maldito, sintiendo un frío gélido correr por sus venas. Sabían que estaban solos, enfrentándose a los horrores del bosque sin esperanza de escape.

El aire se llenó de un silencio sepulcral, roto únicamente por el eco lejano de sus propios latidos acelerados y el susurro de las hojas agitadas por un viento invisible. Cada sombra parecía esconder un peligro oculto, y cada suspiro se convertía en un grito de terror contenido.

Mientras tanto, en los arbustos cercanos, unas bestias salvajes acechaban a los jóvenes, con ojos brillantes de malicia y dientes afilados como cuchillas. Con gruñidos guturales, las bestias se abalanzaron sobre el grupo, sedientas de sangre y carne fresca.

Los jóvenes lucharon con todas sus fuerzas contra las criaturas que los acechaban, sintiendo cómo el miedo los envolvía como una manta oscura. Cada golpe y cada esfuerzo los acercaba un paso más a su objetivo, pero también los sumergía más profundamente en las tinieblas del bosque de las sombras.

El bosque parecía cobrar vida a su alrededor, susurros ininteligibles se mezclaban con el sonido de ramas crujientes y pasos sigilosos. Una sensación de terror envolvía cada fibra de su ser, como si estuvieran siendo observados por algo antiguo y maligno que acechaba en las sombras.

Los jóvenes avanzaron con cautela, con los sentidos alerta y el corazón latiendo desbocado en sus pechos. Sabían que debían mantenerse unidos y enfrentar los horrores que les esperaban, o arriesgarse a perderse para siempre en el oscuro abismo del bosque de las sombras.

Continuará...

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