La terrible historia que esconde el Aquelarre de Goya

El secreto del cuadro de Goya

Algunas pinturas famosas esconden secretos entre sus imágenes, otras debajo de la pintura que vemos, pero casi todas nos explican algo que, a veces por el paso del tiempo, no conseguimos interpretar. Vamos a conocer la trágica historia que explica el Aquelarre de Goya.

Goya pintó El Aquelarre (1797-1798) para el palacio que los duques de Osuna tenían en Madrid. Era un cuadro pequeño, que formaba parte de una serie de seis pinturas, cada una con medidas y temática similares. Entre ellas, existe otro cuadro de mayor formato llamado también Aquelarre o El Gran Cabrón (1829) que forma parte de las pinturas negras. Se cree que Goya hizo estas pinturas sobre brujas influenciado por su amigo, el escritor Moratín, que rescató del olvido el escrito del juicio contra las brujas de Zugarramurdi de 1610. Con ello, quería formular una crítica tanto a la iglesia como a la ignorancia y la superstición.

En logroño, en 1610, se realizó un auto de fe contra varias mujeres -y algunos hombres- del pueblo de Zugarramurdi, en Navarra. Después de torturarlos se consiguieron confesiones y delaciones. Diez mujeres ardieron en la plaza de Logroño -algunas de ellas ya habían muerto previamente en prisión. El impresor Juan de Mongastón relató y publicó el auto de fe en 1611, y Goya, a través de Moratín, seguramente tuvo acceso a este escrito.

El secreto del Cuadro de Goya. Una mujer ofreciendo su hijo a Belzebu
Una mujer ofreciendo un niño a Belzebu. Ahi Just Chillin!


Si miramos el cuadro, vemos iluminado por la luna a un macho cabrío, que representa al diablo, que tiende sus patas hacia dos brujas que le ofrecen unos niños. Las brujas representan a dos de las mujeres juzgadas en el auto, María Presoná y María Joanto, a las que hicieron confesar que habían matado a sus hijos para contentar al demonio.

“Y María Presoná y María Joanto, hermanas, refieren que el demonio en el aquelarre les dijo que ya había mucho tiempo que no hacían males, por lo cual ambas se concertaron de matar un hijo de la una y una hija de la otra, que ambos eran de edad de ocho a nueve años… y que esto lo hicieron solo por dar contento al demonio,”

A la izquierda, cuelgan de un palo varios niños. Parecen demacrados y esqueléticos, lo mismo que los dos que están en el suelo. Hicieron confesar a las “brujas” que los chupaban por el ano y los genitales (sieso y natura) hasta la muerte.

“Y a los niños que son pequeños los chupan por el sieso y por su natura; apretando recio con las manos, y chupando fuertemente les sacan y chupan la sangre”

Los fragmentos son del relato de Juan de Mongastón, a los que hace referencia la pintura de Goya. Lo que la inquisición consiguió que confesaran esos hombres y mujeres, a base de miedo y torturas, es terrible. Goya lo plasmó con total maestría en su pintura, consiguiendo provocar en el espectador un desasosiego cercano a la pesadilla.

Autora: María de Montoya Medina

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